miércoles, 12 de marzo de 2014

Disrupvolución educativa



A la ley Wert le queda poco. Hablando en términos relativos, la polémica ley empresarial del ministro del Partido Popular tendrá sus días contados cuando la disrupción educativa que se avecina eche por tierra todos los valores que su calidad quiere medir. Y no, no será por qué la ley sea derogada por el siguiente partido político que llegue al gobierno, no. Ni siquiera será porque el Partido Popular se perpetúe en el mismo y la mantenga durante muchos años, no. Será porque el cambio educativo transcendental que se avecina llegará al mundo educativo rompiendo moldes, adaptándose a los tiempos que corren en los cuales la sociedad camina a velocidad de vértigo hacía la plataforma social de la comunicación y la información más grande que jamás se haya imaginado.

El cambio que nos espera no será producto de la evolución más o menos continuista del modelo educativo que prácticamente venimos arrastrando desde la ley Moyano, ni será una paulatina adaptación de las TIC, sino que será una evolución disruptiva en toda regla que pasará a redefinir una nueva plataforma para la educación basada en la comunicación y en la sociedad de la información, y que dejará de estar fundamentada en la transmisión de contenidos y en la instrucción para pasar a una nueva dimensión emocional y creativa que debe hacer hombres y mujeres capaces de dar un salto evolutivo en la cognición del ser humano adaptándose a las herramientas y condiciones que él mismo ha creado. El cocimiento pasará de ser lineal a tener un carácter interdisciplinar.
Se puede querer ver o no, se pueden cerrar los ojos y pensar que todo seguirá igual, y de hecho lo hará durante la existencia de los presentes a la fecha, pero nada será igual en un futuro próximo y los hechos lo ponen de evidencia.

El currículum va a cambiar enormemente. Las instituciones van a desaparecer y van a surgir nuevas plataformas que darán un enfoque totalmente diferente a la educación que conocemos a día de hoy. La sociedad vive inmersa en una carrera exponencial hacia la digitalización de la misma y, sin embargo, la escuela nos sigue preparando para una sociedad que ya no existe y con un modelo de educación que se genero y diseño para satisfacer otra era, otra etapa de nuestro desarrollo como fue la industrialización.

La evolución será lenta, como todos los procesos de cambio institucionales, pero el germen está sembrado y el sistema está abocado a seguir y caer, finalmente, en las necesidades, gustos y forma de vivir de la sociedad a la que pretende servir.

Pero ya hay países que se encuentran inmersos en pleno desarrollo de este cambio conceptual de la educación, como puede ser el caso de Nueva Zelanda. Este país, que ha sufrido una revolución democrático-institucional reciente, parece embarcado en una serie de procesos de cambios impulsados por aquella y que tienen su desarrollo también en educación. La directora general del servicio de evaluación educativa expuso, en el pasado foro internacional de la educación 2013, el modelo de cambio y revolución que se ha iniciado en el sistema educativo de su país: El conocimiento es ubicuo y ya no se encuentra en los libros ni en los textos sino en cualquier parte.

En Nueva Zelanda han puesto en marcha un modelo educacional para el nuevo siglo, y un currículum adaptado a tal efecto, que tiene como tres pilares fundamentales los siguientes:
-Conseguir personas capaces de aprender durante todo el desarrollo de su existencia.
-El éxito educativo se considera la evolución consensuada del modelo aplicado.
-El currículum ya jamás se planificará basado en algún texto específico.

¿Cómo aplicaría la ley de gestión total de la calidad el ministro Wert en este caso? ¿Cómo adecuaría el ministro Wert de turno la gestión de la calidad total en un entorno tan heterogéneo como el que se dibuja en este escenario tan diferente que se plantea? No lo sé, y su intento de adecuación al mismo sería una auténtica reducción al absurdo de su teoría.

Estos tres pilares sobre los que se sustenta la nueva ley de educación en Nueva Zelanda parecen sencillos y alguien podría decir que están implícitos en otras leyes de educación, pero lo cierto es que significan un avance con un alcance que ahora mismo no se puede ni predecir pero que supone la semilla de la gran disrupvolución que está por llegar.

Más allá de estos tres fundamentos básicos sobre los que se sustentará este nuevo modelo, un cambio todavía mayor vendrá fundamentado por uno de los epígrafes de la ley que habla de la unión inexorable e irrenunciable del currículo y la pedagogía asociada al mismo. Es decir, ya jamás el curriculum y la pedagogía irán cada uno por su lado, sino que, a partir de ahora, será inexcusable pensar en modificar uno y hacer lo mismo consecuentemente con el otro, siempre a la vez, siempre en armonía.

El cambio se está produciendo, no sólo en el ámbito institucional, sino en aquel que es precisamente actor principal y motivo de la revolución del aprendizaje: Internet.

Los niños ya están aprendiendo lo que necesitan. Se están acostumbrando a un sistema en el cual tienen que cumplir con unos objetivos determinados para poder instrumentalizarlos y conseguir quemar etapas en una sociedad cuyas instituciones están a años luz del mercado, de la comunidad social, sus hábitos, intereses y preocupaciones. Los niños ya saben dónde está lo que les interesa, y allí van a buscarlo. Que la comunidad educativa, y sobre todo los legisladores, se den cuenta de ello, es cuestión solo de tiempo.

Las redes de aprendizaje son otro movimiento digital que está surgiendo por el cual el aprendizaje ya no está incluido en un sistema institucionalizado si no que se encuentra en comunidades independientes que comparten unos mismos intereses y crean una plataforma para compartir, divulgar, investigar y por lo tanto crear y construir conocimiento sobre el ámbito de interés que les preocupa. ¿No deberíamos preparar a los alumnos para interaccionar en este tipo de entornos? Es la educación actual válida para ello.

Las Moocs (massive online open courses) crecen como la espuma y son nuevos desarrollos del eLearning que están poniendo en marcha ya instituciones y universidades de todo el mundo con un contenido completamente multimedia, colaborativo, multilingüe y dirigido a tantos participantes como quieran interactuar donde quiera que se encuentren conectados en el globo. O sea, los próximos colegios, institutos, universidades, etc., ya no estarán en tu ámbito regional o geográfico y pasarán a estar en un espectro que va más allá de lo físico, lo que conllevará un replanteamiento de toda la gestión educativa ministerial en lo referente a evaluación de resultados, procesos y criterios de ordenación educativa. Con esta perspectiva, los sistemas de evaluación tradicionales no servirán absolutamente para nada. Habrá que redefinirlos y redimensionarlos.

La educación del futuro será modular. Pasaremos de una educación reglada y homogénea a una educación a la carta, en la cual se podrá elegir el contenido y las materias de aprendizaje en un entorno que no requerirá de espacios públicos y que será multi institucional, es decir, los alumnos ya no estarán adscritos a un centro determinado y sujetos a sus planes educativos y o modelos de aprendizaje, si no que podrán elegir los diferentes módulos en una oferta abierta, plural e infinita que se producirá en la red y que confluirá en un currículum que deberá estar más o menos sujeto a las diferentes normativas mundiales, que tenderán a unificarse, y tan tremendamente heterogéneo que habrá que definir unos espacios nuevos de evaluación partiendo desde cero. Éstos serán holísticos y naturalistas por definición, ya que las diferentes nacionalidades, culturas y sensibilidades del mundo sólo se pondrán de acuerdo en aquellas ideas básicas y fundamentales en las que se debe de basar la convivencia y crecimiento en paz de la raza humana en este planeta.

En definitiva, una evolución disruptiva está naciendo en educación y verá su desarrollo para final de este siglo XXI, y como toda evolución de este tipo, forzará cambios y nos llevará a rediseñar la forma en la que entendemos los procesos de enseñanza y aprendizaje. Se desarrollará, como toda evolución disruptiva, empezando por introducir los cambios de manera no traumática conviviendo con otras formas tradicionales de llevar a cabo la educación, y serán los inadaptados, los insatisfechos, o los segregados de la educación homogénea que actualmente se lleva a cabo, los que primero prueben esta educación 4.0. El mainstream llegará a no mucho tardar y los psicólogos educacionales tendrán, por fin, la posibilidad de llevar a cabo una psicopedagogía práctica, mientras que los demás, los de mi generación, no podrán más que poner en práctica pequeños destellos de la misma, en la medida que vayan surgiendo rayos de luz, de cambio, dentro del entorno clínico en el que ahora se desarrolla la profesión.

Señor Wert, personas y personajes anclados y acomodados en la educación del pasado; tengan cuidado. Estaré atrincherado, investigando y esperando la invasión que se avecina. No me rendiré a su involución educativa. ¡Viva la disrupvolución!

Antonio Gómez Maeso
@agomezmaeso

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